¿Sabías que las pieles de cordero es uno de los materiales más antiguos que se utilizan para confeccionar prendas de vestir y accesorios? Desde la época prehistórica, el ser humano ha aprovechado las propiedades de este tejido para protegerse del frío, el viento y la humedad. Hoy en día, este tipo de cueo sigue siendo una opción excelente para crear piezas de calidad, confort y estilo.
Este tipo de piel es un material natural que se ha utilizado durante siglos para fabricar una variedad de productos, como ropa, calzado y tapicería. Su origen se remonta a la antigüedad, cuando los pastores aprovechaban la piel de las ovejas que sacrificaban para alimentarse.
En sus inicios, las pieles de cordero se curtía con métodos naturales, como el uso de sal, aceites o taninos vegetales. Con el tiempo, se desarrollaron técnicas de curtido y teñido más sofisticadas, que permitieron mejorar las propiedades y el aspecto de la piel.
El proceso de obtención de esta piel consta de varias etapas, que se pueden dividir en dos fases:
Fase de preparación:
Desollado: separar la piel del cuerpo del animal.
Lavado: eliminar la suciedad, la sangre y los restos orgánicos.
Remojo: hidratar la piel y facilitar su posterior curtido.
Descarnado: eliminar el tejido subcutáneo y la grasa adheridos a la piel.
Piquelado: acidificar la piel y prepararla para el curtido.
Fase de curtido:
Curtido: transformar la piel en cuero mediante el uso de agentes químicos o naturales.
Recurtido: mejorar las propiedades del cuero y darle mayor resistencia y flexibilidad.
Teñido: dar color al cuero según las preferencias del cliente.
Engrasado: nutrir el cuero y darle brillo y suavidad.
Secado: eliminar el exceso de humedad del cuero.
Estirado: alisar el cuero y darle forma.
Acabado: dar al cuero el aspecto final deseado.
Comentarios (0)